Constitución Ecológica, un nuevo proyecto de ONG FIMA

Constitución Ecológica es un proyecto de ONG FIMA que está orientado a difundir y sensibilizar contenidos en búsqueda de que la próxima Constitución incorpore transversalmente la protección y el cuidado del medio ambiente.

Diciembre 2021. Chile es un país vulnerable ante la crisis climática y ecológica, y sus efectos ya se pueden percibir en la escasez hídrica o con el aumento de los eventos climáticos extremos.

Hoy, y bajo este crítico escenario, se está en medio de un proceso constituyente, el cual se presenta como una oportunidad para instalar las temáticas socioambientales que se requieren para hacerle frente a esta crisis.

Con esto en mente, desde ONG FIMA lanzamos el pasado 6 de noviembre el proyecto Constitución Ecológica, el cual busca difundir y sensibilizar contenidos con el fin de que la próxima carta magna incorpore transversalmente la protección del medio ambiente y busque la armonía entre sociedad y naturaleza.

Invitamos a unirse a nuestra comunidad de redes sociales para descubrir cómo ser parte de este proceso y a visitar la página web, donde podrás conocer para qué necesitamos una Constitución Ecológica y acceder a distintos recursos descargables.

Estamos frente a la primera oportunidad de escribir una constitución en democracia, ¡todas y todos podemos ser parte! Por las futuras generaciones, por el medio ambiente y los ecosistemas, ¡vamos por una Constitución Ecológica!

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Columna: «Desarrollo y protección ambiental»

Por Ezio Costa Cordella

Director Ejecutivo en ONG FIMA

«La forma en que hemos planteado el desarrollo, sólo basado en el crecimiento, y este a su vez basado en la explotación de la naturaleza, ha sido parte del problema».

En su columna (del domingo último), el señor Pérez Mackenna se expresa en torno a cómo la protección del medioambiente debe compatibilizarse con el crecimiento económico. Me parece útil hacer algunas precisiones, a la vez que mostrar puntos en los que puede existir un acuerdo.

Sobre la supuesta oposición entre protección ambiental y desarrollo, se detecta una primera confusión que es común. Quienes abogamos por la protección ambiental, también creemos en el desarrollo, pero no podemos pretender que ese desarrollo se base exclusivamente en el crecimiento económico ni tampoco que ese crecimiento sea a costa de la destrucción de nuestro patrimonio común. Esto, sobre todo si va a significar beneficios para quienes están en posiciones favorecidas y perjuicios para quienes se encuentran en posiciones vulnerables, o si comprometerá el bienestar de las generaciones futuras.

La simplificación de las métricas de desarrollo, mirando solo la variable del crecimiento, es un problema, pues nos deja ciegos a las múltiples dimensiones del bienestar, mirando solo aquella que tiene que ver con el bienestar material, que por supuesto es importante, pero no puede ser tenido como el único objetivo de nuestra organización social. Por lo demás, la supuesta causalidad entre el mayor crecimiento económico y la mayor protección del medioambiente observada en los años 1990 y llamada “Curva de Kuznets”, ha sido controvertida en las décadas posteriores.

Por otro lado, el hecho de que los bienes naturales no son infinitos y por lo tanto no pueden explotarse indefinidamente es una realidad ineludible, la primera ley de la termodinámica nos condiciona; no puede producirse crecimiento infinito en un sistema que sí tiene límites. A eso se adiciona el límite de los procesos sobre los que se sostiene la vida, como el del agua, el suelo, los flujos bioquímicos y el clima, siendo que ya hemos superado cuatro de los nueve límites de este tipo (U. de Estocolmo). La forma en que hemos planteado el desarrollo, sólo basado en el crecimiento, y este a su vez basado en la explotación de la naturaleza, ha sido parte del problema.

Otra parte, ha sido no reconocernos como parte de la naturaleza y dependientes de ella. En este sentido, el señor Përez Mackenna hace una apreciación imprecisa al creer que el reconocimiento de los derechos de la naturaleza es contradictorio con las mejoras en derechos sociales. Reconocer derechos a la naturaleza no significa dejar de aprovecharla, ni tampoco las mejoras en derechos sociales requieren de mayor explotación de la misma. Así por ejemplo, una naturaleza más cuidada genera mejoras considerables en materia de salud pública y de desarrollo económico a escala local, mientras hace posible que avancemos hacia una economía que no sea primaria y extractiva.

Coincidimos, sin embargo, en que la búsqueda del desarrollo debe ser un motor de nuestra sociedad. Un desarrollo inclusivo, armónico y sustentable nos mueve como colectivo, y nos conecta con los cambios que vienen sucediendo a nivel global. No es tarea fácil imaginar los caminos de ese desarrollo, pero al menos sabemos que el que venimos recorriendo es autodestructivo. Recuperar ecosistemas, generar empleos verdes y construir una economía baja en carbono es un esfuerzo central, que requiere de mucho conocimiento en materia ambiental y económica, de saber conectarse y relacionarse con el mundo y, sobre todo, de tener la convicción de que debemos avanzar institucionalmente hacia el siglo XXI y no repetir ni tributar a recetas retrógradas.

 

Columna publicada en La Tercera – 29/11/2021

Columna: «Mayores esperanzas en el plano local»

Por Ezio Costa Cordella

Director Ejecutivo en ONG FIMA

La COP es un evento del cual se espera todo y nada a la vez. El nivel de urgencia que existe por superar la crisis climática y ecológica es altísimo y se hace sentir en las calles y las redes. Por otro lado, las posibilidades fácticas de llegar a acuerdos consensuados y ambiciosos a nivel global es baja.

Una de las disonancias más grande entre la cumbre y las urgencias ciudadanas dice relación con la mirada sistémica de la crisis. Mientras sabemos que su causa está en no prever adecuadamente los impactos ambientales de nuestras acciones y explotar el planeta por sobre sus límites, una buena parte de las soluciones propuestas, pretende mantener el actual ritmo de explotación de la Tierra.

La necesidad de consenso hace que, teóricamente, ese tipo de acciones sean más fáciles de acordar, pues no hay disposición por parte de los gobiernos a hacer una reflexión más profunda. Adicionalmente, marcan una pauta más sencilla para la inversión, haciendo más probable un apoyo de grandes empresas, cuestión muy visible en los pabellones de la COP26. En este sentido, el compromiso de neutralidad en lugar de reducción, que pone el acento en la tecnología por sobre la política y la regulación, ha sido clave en atraerlos y también en alejar a la sociedad civil, que acusa la falsedad e inutilidad de dichas acciones.

Pero incluso con estas estrategias de mínimos, existen países cuya labor es retrasar la acción climática y quitar de ella toda mención a posibilidades de reparación para las personas y países más dañados y a la necesidad de respeto a los derechos humanos al momento de hacer frente a la crisis.

Pero es esa misma condición la que propició uno de los grandes aciertos del Acuerdo de París, como son las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC); compromisos voluntarios que cada país toma para cumplir con sus metas de reducción de gases de efecto invernadero. Finalmente, son esos compromisos los que marcan la acción climática, siendo que los acuerdos de las COP funcionan solo como pisos mínimos.

Por lo mismo, aunque el piso sea muy bajo, los países pueden comprometerse a mucho más. Los NDC le devuelven la responsabilidad a los estados para tomar acciones reales y urgentes. Así, entonces, Arabia Saudita puede bloquear la mención a los derechos humanos o India impedir que se acuerde el fin del carbón, pero no pueden evitar que otros países se comprometan a ello y de esa forma le pongan presión al espacio multilateral.

En Chile se ha ido trazando un camino con pasos claros: (i) darle fuerza a las NDC a través de una buena ley de cambio climático, (ii) acelerar el cierre de termoeléctricas y la prohibición de nuevas centrales de este tipo, así como de la explotación del carbón, (iii) darle contenido a las declaraciones regionales y comunales de emergencia climática y (v) acordar una Constitución ecológica que incorpore la variable climática.

La COP26 no tuvo grandes resultados y es comprensible la desazón por que no se lograran acuerdos más ambiciosos. Pero, mientras se debe seguir trabajando a nivel multilateral, hay muchas cosas que hacer por el bienestar nuestro y de las generaciones futuras. Entre ellas y en especial en estos días, contribuir en elegir gobiernos que hagan frente a la crisis y no darle espacio al negacionismo que va de la mano de proyectos políticos trasnochados e irresponsables.

 

Columna publicada en La Tercera – 19/11/2021

Déjalo Bajo Tierra: Científicos y ONG’s solicitan ponerle fin a la industria del carbón en Chile

En el marco de la COP26 y de la incorporación de Chile a la Powering Past Coal Alliance, más de 100 organizaciones, científicos y científicas chilenos y latinoamericanos solicitan al Estado de Chile que termine con las licitaciones y concesiones para extraer carbón en el país. La idea es ponerle fin de raíz a la industria del carbón y cumplir con las medidas urgentes para mitigar la crisis climática.

Más de 80 organizaciones chilenas e internacionales, y 25 científicos y científicas se unieron para firmar una declaración donde llaman al Estado de Chile a terminar con la explotación del carbón en el país. Entre las y los firmantes se cuentan la Red Chao Carbón, 350.org Latinoamérica, ONG FIMA, Alerta Isla Riesco, el Programa de Derecho y Política Ambiental Universidad Diego Portales y la Sociedad de Ecología de Chile.

Esta declaración surge solo días después de que el Ministerio de Energía anunciara la integración de Chile a la Powering Past Coal Alliance (PPCA) -también llamada Alianza contra el Carbón-, una iniciativa que reúne a gobiernos, empresas y organizaciones para avanzar en la transición desde la generación de energía a base de carbón hacia una de origen limpio y renovable. Este anuncio ocurrió en el marco del Energy Day de la COP26 que se realiza en Glasgow, Reino Unido.

En la declaración se explica que Chile cuenta con cerca de seis mil millones de toneladas de carbón que son propiedad del Estado, que las licita o concesiona para que estas sean explotadas. Sobre esto, el texto afirma que, a pesar de que Chile ha comenzado su proceso hacia la descarbonización, la extracción de carbón no ha sido incorporada en ningún plan de descarbonización asociado a enfrentar la crisis climática que vive el planeta, desconociendo que dicho proceso extractivo es también parte de la cadena de producción y de generación de emisiones.

Para Patricia Araya, coordinadora de incidencia de ONG FIMA, “esta declaración es el puntapié de una iniciativa que busca que el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático incorpore como indicación el compromiso del Estado de Chile a terminar con las concesiones y licitaciones de carbón”. Araya agrega que esta propuesta se presentará hoy en la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados.

Por su parte, Gabriela Simonetti Grez, coordinadora de SCAC Magallanes y miembro de Alerta Isla Riesco, recuerda que, si bien en la actualidad la mina a carbón más grande de Chile -Mina Invierno- se encuentra en proceso de cierre, “esta medida se tomó por una decisión de la empresa privada, luego de la gran presión ciudadana para la defensa ambiental, y no por una política estatal orientada a la mitigación del cambio climático”.

En representación de Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia de Puchuncaví y Quintero, Katta Alonso hizo un llamado “urgente” a cambiar la matriz energética de nuestro país: “Tenemos todo el derecho a vivir en un ambiente sano, limpio y libre de contaminación. Por eso, hacemos un llamado a cerrar ahora todas las termoeléctricas a carbón, y dejarlo bajo tierra”.

“El carbón es el combustible fósil más sucio de todos y está causando terribles impactos en nuestros ecosistemas, creando verdaderas zonas de sacrificio para las personas más vulnerables”, dice, por su parte, Ilan Zugman, director de la ONG internacional 350.org Latinoamérica. Zugman agrega “necesitamos que Brasil, Chile, Colombia y tantos otros países de América Latina sigan en la lucha contra el carbón”.

Por su parte, desde la COP26 en Glasgow, distintos participantes de la sociedad civil de Chile apoyaron el llamado con una intervención con la frase “el único lugar en que el carbón no mata es bajo tierra”.

La declaración puede leerse aquí: Keep It Underground

Además, puedes descargar el informe «Mapeo de las Reservas de Carbón en Chile» aquí:

Columna: «Balance de la COP26: Una decisión insuficiente para la justicia climática»

Por Gabriela Burdiles

Directora de Proyectos en ONG FIMA

La COP26, terminó el sábado 13 de noviembre con la aprobación de la decisión denominada “Pacto Climático de Glasgow”. Tras dos semanas de negociaciones y anuncios, pese a que hay algunos avances, el resultado fue absolutamente débil respecto de las respuestas que se necesitan tomar para hacer frente a la grave emergencia climática que vivimos.

En medio de la pandemia y con muchas restricciones y dificultades de participación para los países del sur global, el objetivo de la COP26 era clave: mantener a salvo la meta del Acuerdo de París y la recomendación del IPCC de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C por sobre los niveles preindustriales y dar apoyo a los países más devastados por los impactos del cambio climático. Para eso las partes del Acuerdo de París debían presentar sus compromisos nacionales de mitigación y adaptación (o contribuciones determinadas a nivel nacional “NDC”), aportar fondos y acordar nuevas metas de financiamiento. Así, la primera semana de la COP escuchamos diferentes anuncios de líderes políticos, vimos a Estados Unidos (uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero) de vuelta en las negociaciones y conocimos el reporte de síntesis de los compromisos y NDCs presentadas hasta entonces.

Una primera semana de anuncios y compromisos

En primer lugar, de las conclusiones del informe de síntesis sobre todas las contribuciones nacionales presentadas, se estima que el nivel agregado de gases de efecto invernadero será un 13,7% superior (al nivel de 2010) en 2030. Es decir, las actuales promesas de reducción de emisiones siguen sin cumplir los objetivos del Acuerdo de París, lo que sitúa al mundo en la senda de un aumento de la temperatura de 2,4 grados, lo que provocará impactos climáticos significativos, incluso irreversibles.

Sin embargo, a estos compromisos, se fueron sumando otros anuncios como un compromiso conjunto de casi 40 países e instituciones (liderado por UK) de poner fin a la financiación pública de proyectos de petróleo, gas y carbón en el extranjero, la iniciativa de más de 100 países (incluido Brasil) para poner fin a la deforestación en 2030, la alianza liderada por Estados Unidos para reducir el metano en un 30% a 2030, y el acuerdo de este último país con China para trabajar juntos durante esta década para lograr la meta del 1.5 grados sin mayores detalles. Por último, la Alianza Más Allá del Petróleo y el Gas, lanzada por 12 países y regiones, y liderada por Dinamarca y Costa Rica, es la primera iniciativa diplomática que reconoce la necesidad de que los gobiernos gestionen la eliminación de la producción de todos los combustibles fósiles como herramienta clave para afrontar la crisis climática.

Todas estas iniciativas, pese a que no hay mayores detalles al respecto y que algunas no son nuevas como en el caso de la deforestación, se requiere que se conviertan en compromisos reales y que aumenten la ambición de las NDCs de los países en línea con el objetivo del 1.5 º C, o de lo contrario, no serán más que palabras.

Las negociaciones de las reglas de los denominados mercados de carbono

La segunda semana, comenzaron a cerrarse los textos de la negociación que estaban pendientes, en particular los relativos al artículo 6 del Acuerdo de París que trata los mecanismos de cooperación internacional para el logro de los compromisos de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo los denominados mercados de carbono. Lo esencial en estas discusiones era acordar reglas de transparencia que permitieran regular estos mecanismos y mercados evitando la doble contabilidad de las reducciones, resguardando la integridad ambiental y los derechos humanos de los ecosistemas y comunidades que soportan estas iniciativas, y por último, evitar el traspaso de antiguos créditos desde los mecanismos establecidos en el Protocolo de Kyoto.

Estas reglas fueron acordadas, sin embargo, no logró evitarse este traspaso de créditos del antiguo esquema del Protocolo de Kyoto (desde 2013 en adelante), lo que amenaza la integridad misma y éxito del Acuerdo de París.

El insuficiente financiamiento de la acción climática

Otro punto que se negoció en Glasgow fue el financiamiento que los países desarrollados debían aportar a los países en desarrollo para poder implementar sus compromisos climáticos. La meta hasta 2020 era movilizar 100 mil millones de dólares anuales, lo que hasta la fecha no se ha cumplido y que se acordó extender hasta 2025, sin metas claras para el futuro. Por otra parte, se insta a duplicar el financiamiento para la adaptación en 2025 hasta lograr un balance con el financiamiento de mitigación, sin compromisos concretos.

Pero el punto más problemático fue la demanda de los países y comunidades más afectadas por los impactos del cambio climático. Esto, porque después de los anuncios de países como Escocia, había grandes expectativas de que la COP26 ofreciera por fin un apoyo real a las comunidades que necesitan recuperarse y reconstruirse tras las catástrofes climáticas que están ocurriendo, creándose un nuevo mecanismo de financiación para las pérdidas y los daños.

El denominado “tercer pilar” del Acuerdo de Paris es abordado en el texto del compromiso bajo la “Red de Santiago” como un mecanismo que brinda apoyo tecnológico a los países impactados por estas pérdidas del cambio climático y que es operacionalizado con funciones e institucionalidad. Sin embargo, pese a la presión del los países del G77 más AOSIS para el establecimiento de un mecanismo de apoyo financiero independiente, los países ricos no cedieron y finalmente sólo se acordó iniciar un “diálogo” al respecto (Glasgow Dialogue).

La discusión sobre los combustibles fósiles

Uno de los aspectos más complejos, fue la negociación de la mención a los combustibles fósiles en el texto del compromiso. Es primera vez en la historia que se mencionan en estas negociaciones acuerdos de mitigación y “transición justa” relativos al uso, producción y financiamiento de los combustibles fósiles, que son los mayores causantes del cambio climático. El texto propuesto inicialmente por la presidencia de Reino Unido hacía un llamado a eliminar el uso del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles en general. Luego, un segundo texto, mencionaba sólo eliminar gradualmente la quema de carbón “unabated” o que se realiza sin algún tipo de mecanismo que atrape y que almacene el carbón en el ambiente y sólo a los subsidios “ineficientes”. Sin embargo, este texto fue muy criticado por no incluir otros combustibles fósiles en la eliminación como el gas y el petróleo.

Finalmente, frente a la presión de países como India y China, se cambió este texto a última hora y se acordó sólo instar a una “reducción” del carbón, sin mayores detalles.

Hacia la COP Africana: la deuda con la sociedad civil y la emergencia climática

La COP26 será recordada como una conferencia que restringió la participación significativa de la sociedad civil en las negociaciones y esto no puede ser un precedente para futuras COP. Además, de garantizar la participación, durante los próximos meses, se necesitan compromisos concretos para luchar contra la emergencia climática. Esto incluye una rápida eliminación (no sólo reducción) de todos los combustibles fósiles (no sólo carbón) mediante una transición energética justa y la revisión de los objetivos climáticos nacionales de acuerdo con el objetivo de 1.5º.

Necesitamos urgentemente que, sobre todo, las grandes economías conviertan esto en realidad, volviendo en 2022 a la COP27 en Egipto, con compromisos climáticos alineados con este objetivo, aportando los tan esperados 100 mil millones de dólares al año para ayudar a los países vulnerables a adaptarse a un futuro cada vez más impredecible y peligroso.

 

Columna publicada en CodexVerde – 15/11/2021

Columna: «Transición energética, pero ¿a qué costo?»

Por Felipe Pino, abogado de ONG FIMA, y Violeta Rabi

Coordinadores Proyecto Transición Justa en Latinoamérica

Luego del más reciente informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), hay consenso absoluto de que lo que hagamos los próximos nueve años en materia climática definirá parte importante de nuestro estilo de vida en la tierra. En este contexto, el sector energético tiene un rol particular y protagónico. Si bien es uno de los sectores que más gases de efecto invernadero emite, es también uno de los que más ha avanzado en los cambios que se requieren. Las energías renovables son algo mucho más accesible y cotidiano que hace unos años, y la descarbonización de la matriz eléctrica parece ser un imperativo, más allá de que todavía no haya acuerdo respecto a su fecha última.

A la mitad de lo que será probablemente una de las COP más decisivas de la historia de las negociaciones climáticas, el mundo entero se encuentra a la espera de avances concretos en materias de mitigación y adaptación para esta década. Y es que luego del más reciente informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), hay consenso absoluto de que lo que hagamos los próximos nueve años en materia climática definirá parte importante de nuestro estilo de vida en la tierra. En este contexto, el sector energético tiene un rol particular y protagónico. Si bien es uno de los sectores que más gases de efecto invernadero emite, es también uno de los que más ha avanzado en los cambios que se requieren. Las energías renovables son algo mucho más accesible y cotidiano que hace unos años, y la descarbonización de la matriz eléctrica parece ser un imperativo, más allá de que todavía no haya acuerdo respecto a su fecha última.

El auge de las renovables se debe principalmente a que el mercado eléctrico ya ha incorporado la transición energética dentro de sus modelos, pasando a ser –en corto tiempo– una oportunidad estratégica para la inversión. Sin embargo, este cambio vertiginoso puede tener riesgos importantes en materia ambiental y de derechos humanos, si es que se pierde de vista el objetivo primordial: generar la energía que necesitamos con el menor impacto posible. Pero, ¿cuánta energía realmente necesitamos? ¿Cómo y quiénes la están generando? ¿Están accediendo a ella todos quienes la necesitan?

Las preguntas anteriores se relacionan estrechamente con un concepto que en los últimos años ha ganado terreno en el discurso público nacional e internacional, y que hoy se posiciona junto a demandas tan icónicas como la justicia ambiental, el desarrollo sostenible y la acción climática: la transición justa. ¿Qué significa este concepto y por qué se está pidiendo su inclusión en las políticas y planes de descarbonización?

Si bien –al igual que los otros conceptos esbozados– el contenido de la transición justa depende en gran parte de quién lo use y en qué contexto lo haga, podemos decir que sus orígenes se remontan a los movimientos obreros de Estados Unidos de los años 70, quienes, ante el inminente avance hacia energías más limpias, exigían medidas de compensación económica por la pérdida de puestos de trabajo en centrales e industrias ligadas al carbón, así como por los daños a la salud provocados por años de servicio en espacios tóxicos y con mínimas prevenciones. Sin embargo, cuatro décadas más tarde, hoy el concepto significa mucho más que demandas por compensaciones y mejoras laborales. En la actualidad, exigir una transición justa implica que los gobiernos y empresas generadoras tomen todas las medidas necesarias para que, en sus respectivos procesos de descarbonización y transición energética, no se vulneren derechos humanos, se cuente con participación ciudadana efectiva en la toma de decisiones, y se reparen los daños socioambientales provocados después de años de contaminación. Sin ello, la transición energética se convierte en un mero recambio de tecnologías, dejando de lado el potencial transformador de transitar hacia una nueva forma de satisfacer nuestras necesidades y las de nuestro planeta.

En Chile, aunque no de manera totalmente simultánea a los planes de descarbonización, la necesidad de una transición justa ha sido “reconocida” por el gobierno en dos instrumentos de política pública: la actualización de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas y la Estrategia de Transición Justa del sector Energía. Sin embargo, el contenido de estas políticas muestra que el concepto ha sido incorporado como si aún estuviésemos en 1970, apuntando casi exclusivamente a la protección laboral de trabajadores de termoeléctricas. Si bien dichas medidas son necesarias, la omisión de realidades como la asimetría y limitaciones del rol de los sindicatos en Chile, y la enorme cantidad de conflictos ambientales por temas energéticos –como los de las llamadas zonas de sacrificio–, no demuestran una aproximación integral y realista del problema.

Así, no sólo en Chile, sino que en todos los países latinoamericanos –en donde el sector energético ha generado durante décadas profundos daños socioecológicos–, aspirar a una transición justa no será algo fácil: requerirá de medidas transformadoras en términos de descentralización, democracia, participación y restauración ambiental. Pero, a cambio de ese esfuerzo, tendremos la oportunidad única de transformar uno de los sectores que como sociedad más necesitamos, y que a la vez más daño nos está generando. Y de paso pensar y definir en conjunto formas para remediar el daño provocado hasta el momento. La transición energética, como ningún otro proceso de este tipo, puede movilizar recursos, tecnología y personas para ello.

A comienzos de la semana decisiva de la COP26, y de una aún más decisiva década para la acción climática, es urgente comenzar a hacer real una transición justa para las personas, ecosistemas y sus territorios. Sobre todo, porque, si bien llega tarde, todavía es posible.

 

Columna publicada en El Desconcierto – 12/11/2021

Constitución Ecológica: Nuevo Informe de FIMA aborda Cambio Climático y Nueva Constitución

Con el propósito de continuar profundizando en los motivos para tener una constitución ecológica, así como los temas que se debieran abordar en ella y la forma de esta, ONG FIMA, con el apoyo de FILE Foundation, pone a disposición de la comunidad un nuevo informe, titulado «Hacia una Constitución Ecológica: Cambio Climático y Nueva Constitución».

El texto toma como referencia las propuestas para una Constitución Ecológica formuladas por ONG FIMA, para mostrar la relevancia de considerar la crisis climática y ecológica en una nueva constitución, intentando aportar en la discusión que se está llevando a cabo en el seno de la Convención Constitucional. Para ello, el informe se divide en dos partes: en la primera realiza una revisión sobre el cambio climático en el plano internacional y nacional, mientras que, en la segunda, plantea su inclusión en el nuevo texto constitucional, proponiendo un principio de acción climática, un principio de justicia climática y la inclusión del clima seguro como contenido expreso del derecho a un medio ambiente sano.

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Ezio Costa, Director Ejecutivo de ONG FIMA, invita desde la COP 26 en Glasgow, Reino Unido, a revisar este informe:

23 municipios de todo Chile ya firmaron el compromiso Muncipio Verde y celebraron su primer encuentro

El rol de los municipios es fundamental en la lucha contra la crisis climática y ecológica, por lo que los alcaldes y alcaldesas de 17 comunas a lo largo de Chile se reunieron este jueves para comprometerse a avanzar en diez puntos que mejorarán la gestión ambiental comunal.

Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en miles de años no han habido precedentes de los cambios en el clima registrados durante el último tiempo, y sus causas son indudablemente los seres humanos y sus actividades.

Chile es uno de los países que se ve altamente afectado por el cambio climático, pues cuenta con 7 de los 9 factores de vulnerabilidad definidos por las Naciones Unidas.  Por tanto, es absolutamente necesario que la lucha contra la crisis climática contemple todos los frentes posibles.

Ante ello, los municipios con sello verde de Casablanca, Quilpué, Villa Alemana, Viña del Mar, Macul, Maipú, Melipilla, Ñuñoa, Santiago, San Miguel, Estación Central, Peñaflor, San Clemente, Constitución, Curanilahue, Puerto Varas y Coyhaique, expresan su férreo compromiso con el cuidado del medio ambiente y la protección a la naturaleza.

La participación ciudadana, el fin de las zonas de sacrificio y la protección de los ecosistemas son ejes centrales que deben guiar cualquier institucionalidad ambiental para que responda adecuadamente a la crisis climática actual.

Por ello, los municipios se comprometen a avanzar en medidas tales como:

  1. Contar con una unidad ambiental municipal independiente, y fortalecerla con personal y presupuesto
  2. Crear o actualizar la ordenanza de protección ambiental
  3. Generar una política municipal de valorización de residuos y crear programas de educación ambiental al respecto
  4. Crear un plan de fiscalización ambiental
  5. Utilizar la facultad de “demanda ambiental” cada vez que un ecosistema sea dañado, así como implementar un sistema que reciba solicitudes ciudadanas
  6. Implementar órganos de participación ciudadana como Comités Ambientales Comunales o Consejos de la Sociedad Civil, y hacer uso de las herramientas de consultas ciudadanas en decisiones de materias ambientales
  7. Generar una estrategia local de gestión hídrica y una estrategia local para enfrentar el Cambio Climático
  8. Hacer uso de la Ley de Humedales Urbanos para su protección
  9. Aumentar las superficies de áreas verdes, arbolados urbanos y ciclovías
  10. Crear un programa de educación ambiental comunal.

Para llevar a cabo estos objetivos, es fundamental el trabajo realizado por los municipios con el territorio, las organizaciones ambientales presentes en la comuna y los Pueblos Originarios, garantizando así un avance descentralizado, colaborativo e intercultural.

En el contexto de crisis climática y ecológica, es indispensable contar las medidas que tiendan a generar una mejor gestión ambiental, por lo que los municipios hacen un llamado para que más comunas se sumen a este compromiso. Considerando, además, que el límite a la reelección de autoridades públicas hace necesario que dichas disposiciones sean transversales y se mantengan a lo largo del tiempo.

De esta forma, los municipios podrán ser motor de los cambios ambientales que Chile y el mundo necesita, para que desde las comunas se viva de una forma que asegure un mayor respeto y cuidado hacia el medio ambiente.

Lanzamiento informe sobre facultades ambientales de los gobiernos regionales

Adicionalmente, durante la misma actividad se realizó el lanzamiento de “Facultades Legales para la Gestión Ambiental Municipal”, un informe elaborado por ONG FIMA y Fundación Friedrich Ebert (FES) que, a través de la experiencia de 24 municipios en Chile, ahonda en las competencias ambientales municipales y el uso que les han dado los gobierno locales.

Descargar informe

Impresiones de los y las alcaldes y alcaldesas

  • Francisco Riquelme – Alcalde de Casablanca

“En Casablanca hemos asumido un compromiso con el Medio Ambiente y la protección de la naturaleza en aspectos que son fundamentales, dadas las características de nuestro territorio. En Casablanca creemos que es fundamental ir avanzando en un plan de fiscalización ambiental y también generar una mejor estrategia local en gestión hídrica, y también, por supuesto, disponer de la institucionalidad necesaria. Por ese motivo, estamos avanzando en dos convenios fundamentales en Casablanca: un convenio con la Superintendencia de Medio Ambiente en temas de contaminación acústica y la creación de una oficina de asuntos hídricos. Agradecemos la invitación de FIMA, en época de campaña, y ahora la reafirmamos porque el futuro de nuestro país, el futuro de Casablanca y de todas las comunas tiene que ser un compromiso con el medio ambiente y la naturaleza”.

  • Irací Hassler – Alcaldesa de Santiago

“Como municipalidad de Santiago nos enorgullece y alegra ser parte de este compromiso e invitamos a otras comunas a sumarse a esta serie de acciones, porque el verdadero cambio hacia un mejor futuro para las próximas generaciones solo lo conseguiremos con medidas concretas como las que hoy estamos suscribiendo”.

“Ante la grave situación medioambiental que afecta a Chile y al mundo, desde Santiago, nos hemos declarado en emergencia climática, con el objetivo de encender las alarmas respecto al riesgo que implica el calentamiento global para nuestras comunidades y orientar a toda nuestra política municipal para enfrentar la crisis climática. A partir de tres cabildos medioambientales que hemos realizado en la comuna, surgió esta Declaratoria que mandará además la creación de un Plan Local de Acción Climática y Ecológica que implica fomentar la educación ambiental y proteger nuestros parques, entre otras medidas, en línea con el compromiso Municipio Verde”.

  • María Inés Sepulveda- Alcaldesa San Clemente

Como comuna hemos asumido el desafío por construir mecanismos efectivos desde el municipio con la finalidad de proteger nuestros ecosistemas y propender a crear una conciencia ambiental en los habitantes de nuestra comuna. Promover el respeto hacia la naturaleza es uno de nuestros focos fundamentales mediante la educación y empoderamiento ambiental comunitario. Por ello, estamos orgullosos de ser parte de este compromiso de Municipio Verde, el cual asumimos con mucho respeto y profundo agradecimiento por contar con el apoyo y orientación de FIMA para poder concretar nuestras medidas ambientales.

  • Nibaldo Meza – Alcalde de Peñaflor

“Nuestra Comuna de Peñaflor se ha destacado, en los últimos años, por la generación de iniciativas cuya finalidad es la preocupación por sus condiciones medioambientales. Algunas de las iniciativas que se han implementado y que poseen un directo impacto en el control y disminución de los gases de efecto invernadero son:

La creación de la Dirección de Medio Ambiente y sustentabilidad; la reciente declaración de una Reserva Natural Municipal, con una extensión de cerca de 100 hectáreas, en torno al rio y el humedal; el trabajo de limpieza y protección del humedal ubicado en el entorno de El Parque El Trapiche en el marco de la Ley 21.202. Un nuevo y moderno sistema de gestión de residuos sólidos que incluye la gestión de residuos domiciliarios, incluyendo la separación y recolección de material reciclable desde el domicilio, los que, luego, son llevados hasta una planta de reciclaje; la implementación de puntos limpios fijos e itinerantes en el que se recolectan Papel, Cartón, Pet, Latas, Vidrios, Aceite y Artículos electrónicos, entre otros. A su vez, El inicio de un programa de fomento de huertos comunitarios y familiares

La promoción del uso de energías renovables que no emiten CO2. La construcción de ciclovías para reducir el uso de los vehículos, con la finalidad de disminuir la emisión de CO2.

La implementación de estas y otras políticas e iniciativas públicas no tendrán su verdadero impacto, si ello no va acompañado de un cambio cultural que implique un verdadero y profundo compromiso, de todas y todos, en hacer una comuna  verde y sustentable”.

  • Alcaldesa de Quilpué – Valeria Melipillán

«Primero que todo quiero manifestar mi rechazo a las acciones de violencia registradas en el Wallmapu y exigir el fin al estado de excepción. Recordar que en la medida de que avanza el genocidio de los pueblos ancestrales, quienes son los guardianes de la naturaleza y el medio ambiente, avanzan los capitales que contaminan y que devastan el medio ambiente. Son las forestales. Hoy día nos encontramos para la defensa del medio ambiente como municipios que firman un convenio, pero que también son conscientes de todo lo que sucede en el país. Desde Quilpué somos un territorio extensamente rural que es parte de la Reserva de la Biósfera, donde hemos desarrollado distintas iniciativas que involucran a la comunidad, pero que principalmente buscan conscientizar sobre el tiempo límite que tenemos. Hoy día estamos en un punto crítico, nuestro medioambiente no puede seguir esperando, pero eso también tiene que ir unido a cómo nuestras generaciones y cómo nuestras naciones se unen en torno a la protección, y eso significa validar a las culturas ancestrales y validar su conocimiento, integrandolo en todo el quehacer municipal del territorio chileno»

  • Alcalde Tomás Gárate Silva – Ilustre Municipalidad de Puerto Varas:

El compromiso de Municipio Verde no es sólo una oportunidad de visibilizar y aunar esfuerzos colectivos desde los Gobiernos Locales a nivel nacional sino que, por sobretodo, comprometernos a hacernos cargo de un sin fin de  problemáticas y desafíos ambientales de nuestro propio territorio que contribuyen a la crisis global. En esa perspectiva, desde nuestro programa municipal, nos hemos comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible por que los problemas hay que abordarlos desde una estrategia integral.

Una de las acciones que hemos realizado es la declaración de emergencia climática en nuestra comuna por que entendemos la complejidad de la situación que enfrentamos y es por eso que estamos trabajando de manera intersectorial para identificar los desafíos locales y definir planes de acción para hacernos cargo».

Columna: «Justicia intergeneracional como condición para el desarrollo sostenible: la responsabilidad que no podemos omitir»

Por Macarena Martinic y Felipe Pino

Abogados de ONG FIMA

En la cultura adulto-centrista en la que nos encontramos, tendemos a observar la crisis climática desde la perspectiva de los impactos ecológicos, en el desarrollo económico, en la afectación a las poblaciones más vulnerables en general. Pero olvidamos que dentro de los más afectados por el cambio climático están los niños, niñas y adolescentes.

En un primer sentido, es su futuro -el futuro de las nuevas generaciones- el que se encuentra en riesgo. Esta situación conlleva un sinnúmero de efectos no solo físicos, sino también de salud mental. La Sociedad Ecológica Británica ha indicado que la actual crisis climática y ecológica ha devenido en la generación de una situación mucho más compleja con respecto a la ansiedad y desesperación que puede generar el heredar una biósfera en colapso ecosistémico.

En un segundo sentido, los y las más jóvenes se ven igualmente vulnerados en sus derechos a la vida y a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, sin embargo, los impactos se experimentan de forma agravada en la infancia. En este ámbito, la OMS ha señalado que más de una de cada cuatro muertes de niños y niñas, menores de 5 años, está directa o indirectamente relacionada con riesgos medioambientales.

Es así, como la contaminación atmosférica (ambiental y doméstica) causaron 543.000 muertes de menores de 5 años en el 2016 producto de infecciones de las vías respiratorias. Basta con exponer a un niño a niveles inseguros de contaminación a una edad temprana para someterlo a una vida de enfermedad.

En nuestro país vemos esa realidad día a día en las mal llamadas “Zonas de Sacrifico”, en donde varios de los grupos considerados de especial protección (mujeres, adultos mayores, niños, niñas y adolescentes) se ven especialmente vulnerados por dinámicas sistemáticas de contaminación ambiental. Uno de los ejemplos más mediáticos fue el caso de las intoxicaciones masivas ocurridas en la escuela La Greda, en Quintero-Puchuncaví, en la cual más de 40 niños sufrieron de malestares, convulsiones y desmayos producto de nubes químicas tóxicas a partir de contaminantes emitidos por el cordón industrial de la comuna. Y es que, si bien la contaminación de la comuna afecta a todos sus habitantes, al ser sus pulmones más pequeños y por lo tanto necesitar de más bocanadas por minuto, son los niños quienes mayor cantidad de contaminantes respiran.

Situación similar se vive en Huasco, también denominada “Zona de Sacrificio” por su alta concentración de termoeléctricas, en donde un reciente informe llevado a cabo por la Universidad Católica ha indicado que el riesgo de adquirir enfermedades crónicas en las vías respiratorias inferiores es 2,3 veces más alto. Estudios también han apuntado a una disminución del Coeficiente de Desarrollo y el Coeficiente Intelectual en los niños expuestos a emisiones de Centrales Termoeléctricas a Carbón, en comparación a niños, niñas y adolescentes no expuestos. En la misma línea, diversos estudios ecológicos han confirmado una relación entre un mayor riesgo de autismo en menores que viven en zonas con fuentes de emisión de mercurio.

La vulnerabilidad antes descrita se incrementa en niños, niñas y adolescentes al ser dependientes en su toma de decisiones, sin poder desplazarse o hacer frente con rapidez a impactos climáticos. Esta dependencia se ve institucionalmente profundizada por las políticas públicas que dirigen todas las medidas de adaptación y mitigación al sujeto universal: el adulto; sin considerar la realidad particular de niños, niñas y adolescentes.

Sin embargo, y pesar de su mayor vulnerabilidad, los niños, niñas y adolescentes son agentes fundamentales en la protección del medio ambiente. Fueron ellos quienes lideraron las denuncias por la crisis climática el año 2019, destaca el movimiento Fridays for Future. Es así como en la carta resultante del “El futuro que queremos” de la Conferencia Río+20 del año 2012 reconoce en su artículo 11 la necesidad de lograr la estabilidad económica, el crecimiento económico sostenido, la promoción de la equidad social y la protección del medio ambiente, aumentando la protección, la supervivencia y el desarrollo de los niños hasta que hagan realidad todo su potencial, en particular mediante la educación.

Nuestra legislación ambiental reconoce el principio de equidad o justicia intergeneracional como manifestación de la interdependencia de cuidados entre seres humanos y en tanto seres pertenecientes a un medio ambiente del cual dependemos para nuestra subsistencia.

La equidad intergeneracional y, para ello el cuidado del medio ambiente, es un llamado a asegurar la sostenibilidad ambiental de forma igualitaria, no solo a quienes habitamos actualmente el planeta, sino que incorporando a las generaciones futuras. Para ello es fundamental reconocerla como un principio en la nueva Constitución, así como incorporar en la toma de decisiones a quienes habitarán la tierra en el futuro, partiendo por el fortalecimiento efectivo de los derechos de acceso en materia ambiental (derecho a la información, participación y acceso a la justicia) enfocada especialmente a niños, niñas y adolescentes.

Si bien, las medidas que esta crisis climática requiere son de carácter global, todos los esfuerzos que hagamos en lo local – incluyendo los artículos que emanen de la Convención Constitucional- deben estar dirigidos a cumplir con nuestra responsabilidad intergeneracional -considerando particular- mente a los niños, niñas y adolescentes- y así, asegurar a las generaciones futuras la posibilidad de habitar un planeta en el que se puedan desarrollar plenamente.

 

Columna publicada en NOesMENOR – Edición Nº5

ONG FIMA lanza web que entrega asistencia legal gratuita en materia ambiental

Poder Ambiental es una plataforma digital creada por ONG FIMA que apoya de manera gratuita a las comunidades y personas que intentan detener o prevenir el daño al medioambiente de su territorio.

 En Chile existen 283 proyectos industriales donde se documenta la existencia de conflictos entre la empresa que quiere llevar a cabo un proyecto y las comunidades circundantes. Esto, según un estudio realizado por Instituto de Ecología y Biodiversidad, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas y Núcleo Milenio ESMOI.

En ese contexto, ¿qué posibilidades tienen las personas y las comunidades de proteger un ecosistema cercano? ¿Cómo podrían denunciar un daño o impacto ambiental?

Por tecnicismos, burocracia o recursos, la legislación ambiental no siempre está al alcance de todas y todos los ciudadanos por igual. Es por esto que ONG FIMA creó Poder Ambiental, una plataforma digital para dar asistencia legal remota y gratuita en materia ambientala quienes pretendan detener o prevenir la afectación al medioambiente de su territorio.“La idea es entregar contenido y conectar a las personas con un equipo de abogados para ayudarlas a acceder a la justicia, ejerciendo oportunamente las oportunidades que ofrece la institucionalidad”, explica Antonia Berríos, abogada de ONG FIMA.

Poder Ambiental busca, además, empoderar a los ciudadanos en sus derechos en relación con el medioambiente. Para eso, señala caminos para solucionar tempranamente los conflictos ambientales y permite comprender cada paso y herramienta para que sean ellos quienes decidan autónomamente su estrategia. “Mediante el mayor y mejor uso de estas herramientas por parte de las personas, buscamos multiplicar la actividad ciudadana en el cuidado del medio ambiente y el mejor diseño y adecuación de proyectos de inversión en su entorno”, agrega Antonia Berríos.

La abogada agrega que esta herramienta está pensada paratodas las personas que, interesadas en el cuidado del medioambiente, quieren involucrarse de una forma activa en la resolución de determinados conflictos ambientales.

La plataforma dispone de un cuestionario interactivo de casos para orientar las posibles vías legales a tomar frente a un caso concreto de riesgo o impacto ambiental; y una sección de preguntas frecuentes en donde estará disponible información en lenguaje simple sobre los procedimientos administrativos y judiciales ambientales, y consejos y guías sobre como utilizarlos.

“Hoy sabemos que no basta con representar los intereses de las comunidades que buscan justicia ambiental”, explica Felipe Pino, abogado del área de Acceso a la Justicia de ONG FIMA. “Tenemos que lograr un empoderamiento legal ambiental, capacitando y guiando a aquellas personas que quieren vivir en un Chile ecológico y sostenible, den el siguiente paso y se conviertan en verdaderos defensores ambientales”, agrega el profesional.

Conoce Poder Ambientalen https://poderambiental.cl/.