Sr. Director:
La presentación que hizo Chile de sus NDC esta semana es una buena noticia. Esta es el segundo set de compromisos del país, que avanza sobre los de 2015 calificados internacionalmente como “altamente deficientes” y que, además, no cumplimos. En estos cinco años, la información y conciencia sobre la crisis climática ha crecido enormemente en Chile y el mundo. Así también, los NDC presentados dan cuenta de esta mayor urgencia y conciencia, elevando el compromiso de Chile.
Entre los aspectos positivos podemos señalar que, luego de la participación ciudadana, el peak de emisiones se estableció para el 2025, manteniendo la carbono neutralidad para 2050. Lamentablemente, se compromete solo un 30% de reducción de emisiones al 2030 y se condiciona subir a un 45% en caso de ayuda financiera internacional. Nada se dice de la extracción de carbón o las zonas de sacrificio, ni tampoco se observa compromiso directo sobre el uso de leña, que ahoga a nuestras ciudades.
Sin embargo, los aspectos más críticos son aguas y bosques. Respecto a aguas, se reproduce la incapacidad estatal de darle una salida a la crisis, comprometiendo planes de cuenca recién para el 2030 y la protección de un número ínfimo de humedales: 30 de los 40.000 existentes. En materia de bosques, el compromiso de reforestación nativa es exiguo. Aunque es valorable que se incluya un amplio compromiso sobre restauración de paisajes, ello debe estar enfocado en los ecosistemas y la biodiversidad, cuestión que no era clara en el plan que ha socializado el gobierno.
La reactivación sustentable de la economía será clave para enfrentar el escenario post Covid19, cumplir los NDC lo antes posible y mejorarlos en el corto plazo puede ser parte de ese esfuerzo.
Ezio Costa
Director ejecutivo de ONG Fima