Paola Recio.
Pasante FIMA
Estudiante de Administración de Recursos Naturales
Universidad Marista, Mérida. México.[/caption]
El calentamiento global es una realidad. Día a día comenzamos a percatarnos de las consecuencias económicas, sociales y ambientales que trae consigo esta problemática del siglo XXI. Una de las principales causantes de esta situación, es la acumulación de residuos de materia orgánica en los rellenos sanitarios, ya que durante su proceso de descomposición natural se producen gases, entre los cuales están el metano y el dióxido de carbono. Estos gases son considerados gases de efecto invernadero y se convierten en una amenaza para el medio ambiente cuando se encuentran en la atmósfera en cantidades mayores a su capacidad de carga. En consecuencia, la
Según datos de la ONU, en el 2013 alcanzamos a ser 7 billones 200 mil millones de habitantes en el mundo. Esto significa que erradicar la basura de nuestro planeta es prácticamente imposible. De igual forma, la demanda energética por parte de los habitantes es cada vez mayor y la forma tradicional de producirla es a través de la quema de hidrocarburos como lo son el petróleo, gas natural y carbón.
Actualmente en Chile, debido a la escasez de hidrocarburos y al serio problema de contaminación atmosférica que genera la quema de estos, se buscan alternativas que permitan la producción limpia de electricidad. Una de estas alternativas son los proyectos de plantas hidroeléctricas, la cuales, a pesar de ser energía renovable tienen un gran impacto sobre los caudales ecológicos y ecosistemas cercanos, provocando pérdida territorial y destrucción de los recursos naturales, es por ello que no se ha logrado definir si esta sea la mejor alternativa para producir electricidad.
Por lo tanto, me gustaría asociar las tres problemáticas que hemos abarcado; calentamiento global, basura y electricidad. En Chile según el Instituto Nacional de Estadísticas (2012) existen aproximadamente 16 millones de habitantes. Cada habitante produce un promedio de 1 kg de desechos al día, lo cual equivale a un poco más de 16.000 ton diarias, siendo aproximadamente 6,5 millones de ton. de basura anual. De estos datos se calcula que el 53.3.% de la basura es materia orgánica lo cual es preocupante debido a los altos contenidos de metano y Co2 que genera. Es importante destacar que 1 ton de metano es igual a 21 ton de Co2, por tanto si estos gases no son tratados de manera correcta, inevitablemente terminaran en nuestra atmósfera contribuyendo al calentamiento global.
Entonces, ¿cómo transformar esa basura en electricidad?
El método consiste en transformar el metano en biogas para posteriormente utilizarlo como energía y como generador de electricidad. El biogas es una mezcla de gases cuyos principales componentes son el metano y el Co2, producidos como resultado de la fermentación de materia orgánica en ausencia del aire y la acción de un grupo de microorganismos.
El procedimiento se realiza por medio de la colocación de pozos y tubos en los rellenos sanitarios para que funcionen como acumuladores del gas metano. El metano acumulado es posteriormente enviado a través de tuberías a una planta, en donde es comprimido e inyectado a turbinas como biogas para luego ser utilizado como generador de electricidad. 1 ton de basura orgánica produce 40 m3 de biogas y 1 m3 de biogás equivale a ½ m3 de gas natural, es decir, 5 kw/h. Y estaríamos hablando de una fuente de energía 100% renovable, ya que siempre que haya basura existirá el metano.
Comenzar a implementar este tipo de proyectos como fuentes generadoras de electricidad tiene ventajas económicas en el marco del mercado de carbono, que surge a partir del Protocolo de Kioto, con el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). En donde ratifica que los países en desarrollado están obligados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Las opciones propuestas para hacerlo son las siguientes: pagando por proyectos de captación de esos gases en cualquier país en vías de desarrollo o pagando por proyectos que eviten la emisión de más gases contaminantes.
Chile es un país que puede generar bonos de carbono y esto consiste en certificar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para posteriormente vender cada unidad al precio que se encuentre en el mercado. Cada unidad corresponde a una tonelada métrica de Co2. Por ejemplo, un proyecto como lo es el de transformar gas metano en biogas, puede vender la cantidad de emisiones de metano disminuidas a la atmósfera a empresas de países en desarrollo que no hayan logrado la reducción de GEI o que estén obligados a hacerlo.
Este tipo de proyectos innovadores y revolucionarios en cuanto al tema ambiental se refiere, no se están llevando a cabo a pesar del potencial que tienen, debido al alto costo de inversión que se necesita para construir por ejemplo, una planta de cogeneración de electricidad. Sin embargo, existen programas de financiamiento para el impulso de la cogeneración fomentado por el Banco Interamericano de Desarrollo. A su vez, la falta de información y sobre todo difusión de estos temas hacen que este tipo de proyectos, se queden únicamente como prototipos o como proyectos fantasiosos.
Chile necesita optar más por este tipo de alternativas a la generación de electricidad, debido a que el impacto ambiental de generarla es prácticamente nulo, reutilizamos nuestros residuos los cuales provocan contaminación, y al mismo tiempo estamos mitigando una problemática ambiental como lo es calentamiento global. Y qué mejor que además de obtener beneficios ambientales obtendríamos beneficios económicos al vender los bonos de carbono.
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